miércoles, 25 de noviembre de 2009

Filosofía medieval: Fe y Razón


A diferencia de lo que había ocurrido con la filosofía griega, que había centrado su reflexión en torno a la determinación del objeto, la filosofia medieval centrará su interés en Dios. La filosofía helenística había dado una orientación práctica al saber, dirigiéndolo hacia la felicidad del hombre. Es el caso del estoicismo y del epicureísmo, que habían colocado a la ética en el vértice del saber. A lo largo de los primeros siglos de nuestra era, la progresiva expansión del cristianismo y otras religiones mistéricas irá provocando la aparición de otros modelos de felicidad o "salvación individual", que competirán con los modelos filosóficos. Frente a la inicial hostilidad hacia la filosofía manifestada por algunos de los primeros padres apologistas cristianos, sus continuadores encontrarán en la filosofia, especialmente a partir del desarrollo del neoplatonismo de Plotino, un instrumento útil, no sólo para combatir otras religiones o sistemas filosóficos, sino también para comprender, o intentar comprender, los misterios revelados. Surge de ahí una asociación entre filosofía y cristianismo o, más en general, entre filosofía y religión, que pondrá las bases de la futura filosofía medieval, entre los cristianos, los musulmanes y los judíos.

El tema fundamental de reflexión pasará a ser la divinidad, quedando subordinada la comprensión e interpretación del mundo, del hombre, de la sociedad, al conocimiento que se pueda obtener de lo divino. La fe, que suministra las creencias a las que no se puede renunciar, tratará de entrar en diálogo con la razón. La inicial sumisión de la razón exigida por la fe, dejará paso a una mayor autonomía propugnada, entre otros, por Santo Tomás de Aquino, que conducirá, tras la crisis de la Escolástica, a la reclamación de la independencia de la razón con la que se iniciará la filosofía moderna.

Todo el esfuerzo intelectual de la época se destinó a esto. Algunos cientos de años después muchos se dieron cuenta del desperdicio enorme que esto supuso, la cantidad de mentes destinadas a exactamente nada, salvo a dar inútiles vueltas a ese nada. Los avances científicos que podrían haberse logrado de destinarse a mejores fines nunca lo sabremos.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Apologistas: San Justino


San Justino nació en Flavia Neápolis (Naplusa), de padres paganos. Se convirtió al cristianismo antes de 132 y fue martirizado en Roma bajo el prefecto Junio Rústico hacia 163-167. De sus obras destacan la Primera Apología (150 d.c) dirigida al emperador Adriano, la Segunda Apología al emperador Marco Aurelio y el Diálogo con Trifón, hacia 160. En sus obras se vislumbran las razones por las que un pagano de cultura griega podía tener para convertirse. Pasar de la filosofía al cristianismo era con frecuencia pasar de una filosofía animada de espíritu religioso a una religión capaz de consideraciones filosóficas. Primero asistió a las enseñanzas de los estoicos, pero ignoraban a Dios e incluso le dijeron que no era necesario conocerle. Luego se dirigió a los peripatéticos, pero el maestro que buscó le preguntó ya desde el inicio por el salario, para que sus relaciones "no resultasen inútiles", así que no era en realidad un filósofo. Buscó después a un pitagórico que le exigió que aprendiera antes música, astronomía y geometría. Así llegó a los discípulos de Platón.

En un lugar donde se retiró a meditar Justino encontró a un anciano que le preguntó acerca de Dios y el alma. Justino, claro, le respondió según los dictados de Platón pero el viejo le replicó en su sencilla simplicidad: Si las almas que han visto a Dios han de olvidarle después, su dicha no es más que miseria, y si las que son indignas de verle permanecen ligadas al cuerpo en castigo, este castigo es inútil, ya que no saben que están siendo castigadas. Justino replicó con el Timeo, pero el visjo igualmente le rebatió: Si el alma vive inmortalmente, no es porque ella misma sea vida sino porque la recibe, como enseñan los cristianos. El alma vive porque Dios lo quiere y por el tiempo que Él quiere. Justino quiso aprender entonces esa doctrina, y así vemos cómo el cristianismo ofrecía una nueva solución alos problemas que los mismos filósofos habían planteado. Sus discípulos, así, reclamaron el título de filósofos.

Hay empero ciertas objeciones: Si se admite que Cristo reveló la verdad, quines vivieron antes que él no pueden ser culpables de haberle ignorado. Justino lo soluciona con una cita del prólogo del Evangelio de Juan: "El Verbo ilumina a todo hombre que viene a este mundo, y por ello todo el género humano participa del Verbo". Y afirma también que el Verbo es una especia de gérmen del que cada hombre recibe una partícula. Así, todos los hombres han vivido según el Verbo, por lo tanto han vivido hacia o contra el Cristo. Si se añade que los filósofos tomaron ideas del Antiguo Testamento, tendremos derecho a concluir que la revelación cristiana es el punto culminante de una revelación divina tan antigua como el género humano. Y el cristianismo puede asumir la responsabilidad de toda la historia. Todo lo que se ha hecho mal ha sido contra el Cristo, y todo lo que se ha hecho bien se ha hecho por el Cristo: "Cuanto de verdad se ha dicho, nos pertenece". Los estoicos, Sócrates, los filósofos paganos son, según este argumento retorcido, seguidores del Cristo.

Los principios rectores de Justino son más importantes que las aplicaciones que hace de ellos. Sus escritos no se prestan a exposiciones generales ni a discusiones profundas. Del hombre, apenas considera otras cosas que el alma. Según él, cuando el hombre muere, el alma abandona el cuerpo y el hombre deja de existir. Y el alma cuando deja de existir, sale de ella el espíritu de vida. Tiene pues un concepto de la naturaleza humana compuesta de cuerpo, alma y pneuma que es de origen estoico. Pero no considera imposible la muerte del alma, pues según aprendió de aquel anciano, el alma recibe al vida de Dios, así que no es inmortal con derecho pleno sino según le plazca a Dios. También dice que las almas de los justos son premiadas y las de los malvados castigadas por cuanto tiempo quiera Dios que existan. Esto nos deja entrever que la voluntad del hombre para él está sujeta al libre albedrío.

En fin, que las bases del pensamiento medieval con el retroceso de la razón frente a la fe están bien sentadas y tratan de absorber para la religión cuanto de importante la filosofía había aportado. De esta época puede sacarse la frase de "San Sócrates, ruega por nosotros". Si Sócrates levantase la cabeza...


Apologistas



La filosofía no aparece en el cristianismo hasta el momento en que ciertos cristianos toman posición ante ella, para condenarla, para absorberla o para utilizarla con fines de apologética. El problema es que hay en esos primeros tiempos una clara oposición entre 2 visiones diferentes del mundo: La de los filósofos que buscan en la razón y la de los Padres de la Iglesia que hablan en nombre de una revelación. Algunos cristianos de la época, convertidos tardíamente tras una educación básicamente griega, condenaban la filosofía con bastante reticencia, pues su propia conversión les parecía el final de una búsqueda de Dios que iniciaron de la mano de los filósofos. Pero otros adoptaban un aposición eminentemente querulante. Así, desde el siglo II de la era cristiana, aparecen los padres apologistas o apologetas, conocidos así porque sus principales obras son apologías de la religión cristiana. Una apología, en sentido técnico, es un alegato jurídico, y sus obras son esencialemnte eso, alegatos para obtener de los emperadores el reconocimiento del derecho legal a existir dentro de un imperio oficialmente pagano.

De las 2 apologías más antiguas, ambas del 125, la de Quadrato no ha sido encontrada. Parece que se había apoyado en los milagros de Jesús y nada nos sugiere que tomase posición ante los filósofos.

Sí se conserva una traducción de la de Arístides, que contiene algunas tesis de inspiración filosófica. Arístides hace notar que todo el movimiento ordenado que reina en el universo obedece a una cierta necesidad, de donde concluye que el ordenador y autor de ese movimiento es Dios. Inmóvil, incomprensible e innombrable, este Dios envuelve con su poder el universo que ha creado. Ni los elementos ni los astros son divinidades. Sólo hay un Dios a quien todas las razas deben homenaje: Bárbaros, judíos, griegos y cristianos. La visión cristiana del universo queda fijada en sus líneas generales ya desde el siglo II, con un Dios único creador del universo como rasgo dominante. Esta fórmula de creación ex nihilo había de convertirse en el término técnico que todos los escritores cristianos emplearían para la creación.

Patrística


Se llama literatura patrística al conjunto de las obras cristianas que datan de los tiempos de los Padres de la Iglesia. Pero no todas tiene a los Padres de la Iglesia como autores, y ni siquiera esto está rigurosamente precisado. Se designa así a todos los escritores eclesiásticos muertos en la fe cristiana y en comunión con la Iglesia. En sentido estricto, un Padre de la Iglesia debe presentar 4 caracteres:
- Ortodoxia doctrinal.
- Santidad de vida.
- Aprobación de la Iglesia.
- Antigüedad relativa (hasta el final del siglo III d.c).

Cuando falta la cuarta característica, la antigüedad, si el escritor es relevante y ha representado de manera eminente la doctrina, recibe el título de Doctor de la Iglesia. Pero el uso autoriza a llamar Padres a los más antiguos hasta Gregorio Magno. En la edad media se designaba a todos ellos con el título de Sancti. Cuando se distinguía a los santos de los filósofos se entendía que se hablaba de los Doctores de la Iglesia.

En 1298 Bonifacio VIII elevó al rango de Doctor a Ambrosio, Agustín, Jerónimo y Gregorio Magno. Muchos otros, como Tomás de Aquino, son relativamente recientes, y Buenaventura recibió este título ya en 1587.

Un Doctor de la Iglesia no es infalible, y se considera que cuando se equivoca no habla como doctor. Una teoría un tanto perversa...Por debajo de los Doctores están los Escritores eclesiásticos con una autoridad doctrinal mucho menor y de ortodoxia a veces lejos de ser irreprochable, pero que son testigos antiguos de la tradición, como Orígenes y Eusebio de Cesárea.

Estas precisiones son de origen moderno, pues en la Edad Media no se distribuía a estos autores de forma tan precisa.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Filosofía árabe medieval


En la filosofía medieval tendemos con clara injusticia a considerar sólo la parte occidental del asunto. Por tanto, la filosofía de los cristianos. Pero hay que reconocer la impoirtancia del mundo oriental en el campo de la ciencia y la filosofía. Dentro de la filosofía islámica hay que destacar a los filósofos helenizantes. Se conoce a estos como los falasifa (plural de faylasuf, transcripción al árabe del griego philosophos). Son los únicos en el universo árabe a los que se considera como rpresentantes en el mundo islámico de los que es la filosofía. Resulta dificil a veces separar falsafa de hikmat ilahiya (teosophia) pero parece que se tiende a definir cada vez más con este último término al sabio perfecto, a la vez filósofo y místico. Los falasifa disponían en árabe de un conjunto de obras de Aristóteles y sus comentadores, así como de fragmentos de Platón y Galeno. Pero en muchas obras estos falasifa encontraban un Aristóteles neoplatónico en muchas obras, por lo que habrá una reacción peripatética en Hispania bajo Averroes, enfrente de un neoplatonismo de Avicena o de Ghazali. En todo caso, es en occidente donde triunfa el averroismo mientras que en oriente el neoplatonismo sigue siendo fundamental. Los filósofos más destacados son Al-Kindi, Al-Farabi, Abu al-Hassan al-Amiri, Avicena (Abu Ali Hosayn Ibn Abdillah Ibn Sina), Ibn Maskuyeh, Abu al-Barakat al-Baghdadi y Abu Hamid Ghazali.

El establecimiento de una distinción neta entre "filosofía" y "teología" se remonta en Occidente a la escolástica medieval y supone una secularización que no podía darse en el mundo árabe, porque allí no conocieron el fenómeno "Iglesia", con sus implicaciones y sus consecuencias.

Hikmat en árabe es el equivalente del griego sophia. Así, hikmat ilahiya es el equivalente literal de teosophia. La metafísica es en general lo que trata de los Ilahiyat, los Divinalia. Pero la expresión ilm ilahi (scientia divina) no puede ni debe ser traducida por teodicea. Las relaciones entre filosofía y religión no son equiparables en el mundo latino y el árabe, y las dificultades no eran las mismas que en el cristianismo. En donde la investigación filosófica (tahqiq) se sintió "a gusto" en el seno del Islam, se reflexionó sobre el hecho fundamental de la profecía y la Revelación profética. La filosofía adoptó entonces la forma de filosofía profética.

Biblioteca de Umberto Eco

Se podrá disfrutar en Bolonia. Al parecer estimó que podía ser difrutada así durante los próximos 90 años. Es su biblioteca personal, que te...