Unas reflexiones Sobre Epicuro, un filósofo fruto de una Grecia decadente. Ha escrito hace poco Michel Onfray en "elPaís", que este pensador "ofrece grandes paralelismos
con nuestra Europa abatida. El epicureísmo fue, ante todo, una
filosofía de combate contra el apoltronamiento de la civilización
helenística. Después, durante la era cristiana, el epicureísmo fue una
eficaz máquina de guerra contra las ilusiones, contra esas fábulas
infantiles que son, en definitiva, las religiones y las ideologías que
impiden pensar. Sin Epicuro no habrían existido el Renacimiento, ni
Montaigne, ni el pensamiento libertino del siglo XVII, ni la filosofía
de la Ilustración, ni la Revolución Francesa, ni el ateísmo, ni las
filosofías de la liberación social"
Nos regala también unas sencillas frases para comprender a este filósofo y lo que planteaba como criterio de vida:
Primero: los dioses no son unos entes a los que debemos temer, sino
unas composiciones materiales que deben servirnos de modelo, porque
saben lo que es la felicidad del pluro placer de existir.
Segundo: el
sufrimiento es soportable. Si es verdaderamente terrible, acaba por
derrotarnos, y, si no acaba por derrotarnos, es que no es tan terrible,
por lo que, en ese caso, debemos recurrir a nuestra fuerza de voluntad
para descomponerlo.
Tercero: no debemos tener miedo a la muerte porque,
si estoy aquí, quiere decir que ella no está, y, si aparece la muerte,
yo ya habré dejado de estar.
Cuarto: la felicidad es alcanzable,
consiste en la satisfacción de los únicos deseos naturales y necesarios
(beber y comer para saciar la sed y el hambre, que son los verdaderos
sufrimientos) y la negativa a satisfacer todos los demás (tanto los
deseos naturales y no necesarios —la sexualidad— como los deseos no
naturales ni necesarios: los honores, el poder, el dinero, las
riquezas).
Termina con unas reflexiones que ancla con el presente: "Epicuro puede constituir un poderoso remedio contra la fiebre
decadentista contemporánea. Acabar con la apatía que invade el mundo no
es tarea de ningún salvador exterior, de ninguna ideología capaz de
resolver todos los problemas de un solo golpe, sino de cada uno de
nosotros. Ante cualquier cosa que quiera someternos, el único salvador
al que podemos recurrir está en nuestro propio interior".
Muy recomendable su lectura.