martes, 29 de abril de 2008

Algunas clasificaciones por Umberto Eco

Clasificación de la gente en tipologías:

Todo el mundo, si se mira bien, de vez en cuando es un cretino, un imbécil, un estúpido o un loco. Digamos que la persona normal es la que combina razonablemente todos esos componentes o tipos ideales.

El cretino ni siquiera habla, babea, es espástico. Se aplasta el helado contra la frente, no puede ni coordinar los movimientos. Entra en la puerta giratoria por el lado opuesto (Es esto posible?, él lo consigue, por eso es un cretino).

Ser imbécil es más complicado. Es un comportamiento social. El imbécil es el que habla siempre fuera del vaso. Quiere hablar de lo que hay en el vaso, pero, esto por aquí, esto por allá, habla fuera. Si se prefiere, es el que siempre mete la pata, el que le pregunta cómo está su bella esposa al individuo que acaba de ser abandonado por la mujer. El imbécil está muy solicitado, sobretodo en reuniones mundanas. Incomoda a todos, pero les proporciona temas de conversación. En su versión positiva llega a ser diplomático. Habla fura del vaso cuando otros han metido la pata, consigue cambiar de tema. El imbécil no dice que el gato ladra, habla del gato cuando los demás hablan del perro.. Confunde las reglas de conversación, y cuando las confunde bien es sublime.

El estúpido no se equivoca de comportamiento. Se equivoca de razonamiento. Es el que dice que todos los perros son animales domésticos y todos los perros ladran, pero que también los gatos son animales domésticos y por eso ladran. O que todos los atenienses son mortales, todos los habitantes del Pireo son mortales, de modo que todos los habitantes del Pireo son atenienses (Y lo son. Pero de pura casualidad). El estúpido puede decir algo correcto pero por razones equivocadas. El estúpido es muy insidioso. Al imbécil se le reconoce en seguida (y al cretino ni qué decir), mientras que el estúpido razona casi como uno, sólo que con una desviación casi infinitesimal. Es un maestro del paralogismo.

Al loco se le reconoce en seguida. Es un estúpido que no conoce los subterfugios. El estúpido trata de demostrar su tesis, tiene una lógica, cojeante, pero lógica es. en cambio, el loco no se preocupa por tener una lógica, avanza por cortocircuitos. Para él, todo demuestra todo. El loco tiene una idea fija, y todo lo que encuentra le sirve para confirmarla. Al loco se le reconoce porque se salta a la torera la obligación de probar lo que se dice. porque siempre está dispuesto a recibir revelaciones.


Sacado de El péndulo de Foucault. Umberto Eco. Pequeño homenaje al maestro.

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