sábado, 8 de mayo de 2010

Teoría de la demostración


Otra más sobre Occam. Esta vez para hablar sobre la teoría de la demostración en ciencia que desarrolló en sus escritos de lógica. "Demostración" aquí es un término muy preciso: "La demostración propiamente dicha en un silogismo compuesto de 2 premisas que se conocen por sí mismas y mediante las cuales conocemos una conclusión que sin ellas no hubiésemos conocido". La demostración, entonces, se diferencia de cualquier otro tipo de inferencia, incluso de la formalmente válida cuyas premisas son ciertas. Esta diferencia es importante porque:

- Es preciso en lógica y en ciencia distinguir los argumentos probables o persuasivos de los que son definitiva y totalmente concluyentes.
- No ha de confundirse la demostración con los argumentos científicos.

Occam sostiene que algunas proposiciones pueden ser conocidas con certeza solamente mediante la experiencia. Para saber si una cosa causa otra es buscando un principio causal general. El conocimiento lo obtenemos normalmente en lógica de proposiciones bien conocidas de las que desarrollamos silogismos. Para establecer los principios causales no podemos partir de esas proposiciones, así que hemos de recurrir, según Occam, al conocimiento intuitivo, desde la experiencia directa. Al ver que alguien recupera la salud tras tomar una infusión de tal hierba, eliminando todas las otras posibles causas de la recuperación, sabremos con certeza que la causa era esa hierba. Algo parecido sugirieron con jocosidad Sherlock y el Sr. Spock, pero en el siglo XIV esto era un avance increíble. Y peligroso.

Para proceder de este caso particular a una proposición general, hemos de conocer también con certeza que todos los individuos de una misma clase tienen una naturaleza tal que pueden producir siempre un efecto en particular en los objetos de una determinada clase. Entonces las 2 proposiciones (1- Tal hierba curó a tal persona enferma, y 2- Todas las cosas de una misma clase son igualmente eficaces) son suficientes para demostrar la proposición (todas la hierbas de esa clase curan esa enfermedad).

Un argumento así es concluyente en lógica, pero para Occam no es una demostración porque:

- Una de las premisas es contingente.
- La otra aporta un término medio extrínseco, es decir, tan general que no pertenece de manera especial al tema tratado.

En la auténtica demostración el término medio tiene que estar directamente relacionado con el predicado de la conclusión. Aunque la inducción es una implicación formal, no es una demostración.

La ciencia, entonces, se ha de componer de demostraciones cuyas premisas últimas han de estar basadas en la experiencia, pero es preciso establecer aclaraciones respecto al carácter de esas premisas. Así, no puden ser planteadas de forma categórica porque no es posible demostrar de modo concluyente que una causa finita produzca un efecto finito. Como Occam es producto también de su tiempo, argumentó esto diciendo que para Dios es posible cualquier cosa mientras no suponga una contradicción, así que podría hacer que se produzca un efecto con motivo de un acontecimiento que nosotros pensaríamos que es su causa, pero sin serlo en realidad. Por tanto, los principios científicos han de ser expresados siempre así:

"Todo A es efectivo de B", es decir, "todo A puede producir B".

Y no así:

"Todo A produce B".

Todos los juicios científicos naturales presuponen el curso común de la Naturaleza (suppositio communis cursus naturae).

Su pensamiento es más sutil que la conocida navaja por la que todos le conocen.

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