jueves, 11 de noviembre de 2010

Pintura medieval



Un análisis de la pintura medieval nos indica que conocían algunas reglas de perspectiva y de impresiones visuales que acompañan a la paercepción de la profundidad. El artista medieval conocía 6, de las que dominaba 3:

- Perspectiva aérea.
- Continuidad del contorno.
- Ubicación por arriba en el campo visual.


Hay otras 3 que no dominaba plenamente pero era consciente de ellas:

- Perspectiva textual.
- Perspectiva de las magnitudes.
- Perspectiva lineal.

Pero el hombre de occidente, y evidentemente tampoco sus artistas, no diferenciaban plenamente entre campo visual (la imagen verdadera en la retina) y el mundo visual (lo que se percibe). Pintaban al hombre no como lo registra la retina sino como se percibe, en su magnitud humana. Esto explica algunos de los notables y peculiares efectos de la pintura de estas épocas.

Como ejemplo nos vale un cuadro de la National Gallery de Washington, aunque podría coger cualquier otro. El cuadro en cuestión es el siguiente, la Salvación de San Plácido de mediados del XV:


Puede verse cómo las figuras del fondo son incluso mayores que las figuras de los dos monjes que rezan en primer plano. Algo que sabemos que no puede ser con sólo rudimentos de conocimiento de perspectiva.

Podemos encontrar miles de ejemplos má de este tipo en que veremos personajes de fondo del mismo tamaño que los principales o sólo ligeramente menores.

No sólo ocurre con las personas. Si tomamos este otro cuadro, La Tebaida, de Gherardo Starnina, vemos la representación de un puerto visto desde lo alto. Algo que el hombre del siglo XX está bastante acostumbrado a ver, en planos o incluso con el Google Earth:


Vemos algo que llama poderosmente la atención y que crea una cuestión estética especial: Las embarcaciones son más pequeñas que las personas que están en la orilla detrás de ellas, pero la escala humana se mantiene en todas las distancias.

Otros tipos de arte de la época eran diferentes, modulados por conceptos culturales diferentes que motivaban que diferentes fueran sus formas de representación como es el caso del arte bizantino. El mundo no se representa como es sino en función de los referentes de que uno dispone en el contexto en el que se mueve. Curiosa sería la interpretación que un occidental debía dar de formas de arte no tan lejanas en el espacio como los mosaicos bizantinos de Ravena, con leyes de perspectiva más actuales acerca de planos, líneas y superfícies que se cruzan, en formas más entendibles a nuestros ojos. Fue en el Renacimiento cuando apareció el espacio tridimiensional, función de la perspectiva lineal, que cambió la forma de representar el espacio y la aparición del arte moderno. Pero ante una representación medieval sólo podemos intuir la forma en que era captada por aquellos hombres.

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