Invertebrados:
En algunas especies podemos reconocer un patrón de actividad que alterna con
otro de inmovilidad. El mejor ejemplo son los cefalópodos, pero también se ha
apreciado en crustáceos. De entre los insectos, tenemos mariposas diurnas que se “duermen” a las 17-18:00
horas y no “despiertan” hasta las 09-10:00 horas, con mariposas nocturnas que hacen el ciclo inverso, y períodos de
inactividad en abejas, hormigas y termitas. Pero no podemos hablar con propiedad de sueño y no podemos medir la actividad de los acúmulos neurales de los insectos.
Peces: Los peces tienen una formación reticular en el encéfalo ya desarrollada pero sin los centros nerviosos que son los responsables del sueño en los mamíferos. Las observaciones en conducta ven que los peces tienen períodos de excitabilidad reducida, algunos que parecen reposar sobre un costado o incluso en decúbito dorsal. Se cree que las estructuras nerviosas que originan el sueño paradójico, la actividad visual y la oculomotora habrían evolucionado simultáneamente, y por ello se busca su origen en los peces. Aunque no tengan locus coeruleus. Y el sueño sea aún algo muy primitivo.
Anfibios: No tienen núcleos del rafe ni locus coeruleus, 2 importantes estructuras reticulares. Tampoco se puede distinguir un período de reposo prolongado coordinado con un EEG compatible con sueño. No parece existir un sueño como lo entendemos en mamíferos, aunque sí períodos de menor actividad e incluso de cierta letargia pero no de forma cíclica.
Reptiles: Hay un antepasado común con los mamíferos y en algunas especies encontramos movimientos oculares rápidos como en una fase REM. El sueño en los reptiles es una certeza pero aún es diferente al sueño en los mamíferos.
Los primeros mamíferos aparecieron hace unos 180 millones de años. A diferencia de los otros grupos que hemos explicado, son homeotermos y hay un sueño lento que parece podría ser un mecanismo compensatorio ante la aparición de un metabolismo destinado a mantener constante la temperatura y que provoca no pocos desequilibrios en el cuerpo. En el sueño, la homeotermia no se mantiene. Así, se ha planteado en numerosas ocasiones si tal vez el desarrollo del sueño implica una compensación para economizar la energía del organismo, una especie de "precio a pagar" por el hecho de haber obtenido una ventaja biológica (los homeotermos pueden estar perfectamente activos en períodos fríos, cuando sus competidores reptiles están aletargados por la temperatura, les permite conquistar nichos biológicos fríos...).
Aves: El sueño en las aves es similar al de los mamíferos. Fases de sueño lento y sueño REM, aunque de forma un tanto polifásica y con ausencia de atonía muscular, manteniendo además una gran sensibilidad al medio exterior.
Mamíferos: En todos hay alternancia vigilia-sueño, relajación muscular, sueño de ondas lentas y REM. Alguna excepción a esto lo hallamos en marsupiales. Dentro de una misma especie encontramos una gran variabilidad interindividual imputable a factores ambientales (hábitat, alimentación y condicionamiento), pero el sueño difiere mucho también entre diferentes especies. El sueño de los primates antropomorfos es similar al humano.
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