sábado, 28 de marzo de 2009

Filosofía Medieval: La Patrística


La Patrística es una etapa de la filosofía occidental bastante amplia. Se iniciaría, por consenso, desde la época postapostólica hasta finalizar el siglo V. Supone, pues, el período de cristianización del mundo grecorromano, dando forma a su identidad, sobreponiéndose a las persecuciones y, sobretodo, predicando el mensaje en un entorno cultural muy diferente al de los inicios de la doctrina.


El concepto de patrística fue acuñado por la teología dogmática y refleja la convicción de que los autores escogidos gozan de un rango especial. Ellos son los padres de la fe y quienes, en persona o a través de sus obras, determinarán los grandes concilios. Formaron una tradición a la que se reconoce el prestigio de autoridad, y esta autorictates hará que se recurra posteriormente a ellos casi con el mismo rango que a las Escrituras. Cabe recordar que la auctoritas es un elemento constitutivo del pensamiento medieval.


En sus inicios, los cristianos tuvieron que esforzarse para aprender el lenguaje y la cultura de sus adversarios grecorromanos, una cultura muy diferente de la hebraica donde al principio se difundió esta nueva teoría. Además, en sus inicios el cristianismo era un movimiento de clases sociales más bien humildes que tuvieron que competir con la filosofía helenística, la cual no es sólo un concepto teórico de reflexión sino también una forma de vida práctica.


Es en este contexto que surgen las primeras tendencias de la patrística de corte antifilosófico, pero aún así, con un ser humano que dispone de una parte de fe y de una parte intelectual, se debe conocer lo que se cree y por qué se cree. Además, el cristianismo se dirigía cada vez más a personas cultas para quienes la filosofía helenística constituía el marco lingüístico e intelectual de comunicacíón. No podía dejar de darse, pues, una armonización de ambos conceptos, helenismo y cristianismo. Fue en Alejandría, lugar especial de convergencia de culturas, donde se dió la teoría de unión desembocando la teoría del logos helenístico con el logos del prólogo al Evangelio de Juan. Se realiza así el subterfugio de interpretar a los filósofos griegos como precursores del cristianismo, a tal punto que surgió la tradición de que Platón había tenido acceso al Antiguo Testamento. Repite una mentira tantas veces...que acaba por ser verdad. Por suerte no acabó siendo así.


Así, los cristianos fueron poco a poco adquiriendo el rango de filósofos para los no cristianos. Así les llamaban, por ejemplo, Trifón o Galeno, pero incluso los propios cristianos se designaban a sí mismos como filósofos, como se lee en Justino, Atenágoras e Ireneo. También existía un grupo poderoso de oposición a esta identificación entre fe y filosofía, como Tertuliano, Hermías, Taciano, Cipriano de Cartago, Hilario de Poitiers, el papa Dámaso y Ambrosio de Milán. Supone determinar las posiciones con respecto al a filosofía, desde su rechazo categórico hasta su aceptación casi acrítica.


Es lógico que en este campo de acción hubiese numerosos motivos de debate y, por supuesto, conflicto, que obligaron al cristianismo a buscar su identidad y esto resultó en otorgar a la fe un papel primordial y la función de guía. Hay que tener en cuenta que en aquella época fe y saber no se distinguían, y que por parte de los primeros cristianos esta diferenciación no se consideraba ni buena ni necesaria. La diferencia fue sólo de grado: Quien piensa a partir de la fe es el mejor filósofo. No hay una negación del pensamiento como tal ni un rechazo de la razón. Simplemente se piensa que los esfuerzos de la filosofía han perdido su objeto ya que en Cristo se ha dado la Revelación, con un misterio de la cruz y de la resurrección que son irreductibles racionalmente. Así, lógicamente, a partir del evangelio piensan que el hombre no precisa de más indagaciones de la razón: La fe no necesita de razones más allá de ella misma. El propósito no es más que el de reafirmar la diferencia del cristianismo. Luego ya se les acabaría por ir de la manos.


El tema central de esos primeros tiempos lo constituye la pregunta acerca de Dios. En el intento de pronunciar enunciados no sólo sobre su existencia sino también sobre su esencia, se manifiesta la tesis de la teología negativa, en el sentido de que el hombre no puede afirmar de Dios o que es, sino siempre y tan sólo lo que no es. El tema teológico fundamental de la creación se explica recurriendo a la especulación sobre el logos.

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