Sacado de los blogs de "El país":
http://blogs.elpais.com/oppenblog/
Stony Stratford, una apacible población mercantil 90 kilómetros al noroeste de Londres, fronterizo con Milton Keynes, puede acabar convirtiéndose en un ejemplo a seguir para quienes defienden las revoluciones pacíficas. Su objetivo: salvar la biblioteca pública del pueblo.
Aunque en 1645 las calles de Stony Starford acogieron a 11.00 soldados del ejército parlamentario que combatía a las tropas realistas, en 2011 han demostrado que el pacifismo sigue siendo un arma muy poderosa para enfrentarse a los gobiernos. La semana pasada, sus habitantes se pusieron de acuerdo para retirar los 16.000 volúmenes de la biblioteca municipal para demostrar que sigue siendo de una gran utilidad pública y presionar para que la autoridad municipal renuncie a su proyecto de cerrarla.
La amenaza de cierre de esta biblioteca no se trata de un hecho aislado: el salvaje programa de recortes de gasto público aprobado por el Gobierno de conservadores y liberales-demócratas en Reino Unido afecta muy directamente a las finanzas municipales y cientos de bibliotecas corren el peligro de ser cerradas para ahorrar gastos. Los promotores del cierre sostienen que con la explosión de Internet cada vez hay menos gente que recurre a las bibliotecas.
Cuando los miembros de Amigos de la Biblioteca de Stony Stratford se juntaron para impulsar una campaña en su defensa, un vecino sugirió medio en broma medio en serio que todos los vecinos deberían presentarse en ella para alquilar cada uno el máximo número de libros posible. "Creo que es una idea muy sencilla pero muy inteligente que ha demostrado que la gente puede actuar y hacer que se escuche su voz. El nivel de apoyo que hemos tenido es simplemente asombroso", opina la portavoz de la organización, Emily Malleson.
"Colgué la idea en Facebook y envié un correo electrónico a todos los que se me ocurrió y ha sido una absoluta locura", ha explicado Malleson. En esa página de Facebook, los defensores de la biblioteca llamaban a la gente a presentarse allí entre el 12 y el 15 de enero y pedir el máximo número de libros posible, 15. A razón de casi 400 volúmenes por hora, la biblioteca acabó quedándose vacía, lanzando así al ayutamiento el claro mensaje de que la gente sigue estando interesada en mantener ese servicio público. Pero la biblioteca aún no está salvada: las autoridades deberán decidir en febrero cómo logran recortar el gasto público a los niveles que se han fijado.
La de Stony no es la única campaña, como se puede comprobar en la página web de Library Campaign. Creada en 1984, cuando los recortes presupuestarios que entonces impulsaba Margareth Thatcher empezaron a cuestionar la supervivencia de cientos de bibliotecas, Library Campaign intenta poner en contacto a los activistas en defensa de estos centros de lectura y pensamiento e informa de las campañas que están en estos momentos en marcha.
Twitter se ha convertido también en un buen mecanismo de propaganda. A Mar Dixon se le ocurrió un día lanzar en Twitter el mensaje "las bibliotecas son importantes porque... [añade tu mensaje y retwittea] #savelibraries" y más de 5.000 personas respondieron espontáneamente explicando porqué pensaban que lo son, según contaba The Guardian.
Y el organizador del Festival de Glastonbury, Michael Eavis, se ha propuesto rodar un corto en apoyo de la campaña que hay en marcha para salvar las bibliotecas de Somerset, donde están amenazadas de cierre 20 de las 34 bibliotecas municipales existentes.
La actual crisis está directamente vinculada a los recortes presupuestarios impulsados por el actual Gobierno de conservadores y liberales-demócratas, pero ya los laboristas tenían planes semejantes cuando estaban en el poder. En febrero, el Gobierno de Gordon Brown tenía planes para eliminar la obligación que los municipios tienen de de poner bibliotecas al servicio del público, con el argumento de que en la era de Internet han cambiado los hábitos sociales. En aquellos tiempos, los conservadores atacaron furibundamente esos planes. "Las bibliotecas son un servicio local esencial", opinaba entonces el responsable conservador de Cultura, Ed Vaizey, al que esos planes le parecían "monstruosos y ofensivos para todos aquellos que se preocupan de los libros y de leer". Entonces se estimaba que quedaban 2.870 bibliotecas públicas en Inglaterra y que habían cerrado 200 en los últimos 10 años.
No me cabe duda que si esto mismo pasase en Barcino, me quedaba literalmente sin biblioteca, que por una cosa así no se mueven más que 4 frikis como yo. En momentos así casi hasta uno desearía ser inglés. Bueno, no, pero casi...
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Stony Stratford, una apacible población mercantil 90 kilómetros al noroeste de Londres, fronterizo con Milton Keynes, puede acabar convirtiéndose en un ejemplo a seguir para quienes defienden las revoluciones pacíficas. Su objetivo: salvar la biblioteca pública del pueblo.
Aunque en 1645 las calles de Stony Starford acogieron a 11.00 soldados del ejército parlamentario que combatía a las tropas realistas, en 2011 han demostrado que el pacifismo sigue siendo un arma muy poderosa para enfrentarse a los gobiernos. La semana pasada, sus habitantes se pusieron de acuerdo para retirar los 16.000 volúmenes de la biblioteca municipal para demostrar que sigue siendo de una gran utilidad pública y presionar para que la autoridad municipal renuncie a su proyecto de cerrarla.
La amenaza de cierre de esta biblioteca no se trata de un hecho aislado: el salvaje programa de recortes de gasto público aprobado por el Gobierno de conservadores y liberales-demócratas en Reino Unido afecta muy directamente a las finanzas municipales y cientos de bibliotecas corren el peligro de ser cerradas para ahorrar gastos. Los promotores del cierre sostienen que con la explosión de Internet cada vez hay menos gente que recurre a las bibliotecas.
Cuando los miembros de Amigos de la Biblioteca de Stony Stratford se juntaron para impulsar una campaña en su defensa, un vecino sugirió medio en broma medio en serio que todos los vecinos deberían presentarse en ella para alquilar cada uno el máximo número de libros posible. "Creo que es una idea muy sencilla pero muy inteligente que ha demostrado que la gente puede actuar y hacer que se escuche su voz. El nivel de apoyo que hemos tenido es simplemente asombroso", opina la portavoz de la organización, Emily Malleson.
"Colgué la idea en Facebook y envié un correo electrónico a todos los que se me ocurrió y ha sido una absoluta locura", ha explicado Malleson. En esa página de Facebook, los defensores de la biblioteca llamaban a la gente a presentarse allí entre el 12 y el 15 de enero y pedir el máximo número de libros posible, 15. A razón de casi 400 volúmenes por hora, la biblioteca acabó quedándose vacía, lanzando así al ayutamiento el claro mensaje de que la gente sigue estando interesada en mantener ese servicio público. Pero la biblioteca aún no está salvada: las autoridades deberán decidir en febrero cómo logran recortar el gasto público a los niveles que se han fijado.
La de Stony no es la única campaña, como se puede comprobar en la página web de Library Campaign. Creada en 1984, cuando los recortes presupuestarios que entonces impulsaba Margareth Thatcher empezaron a cuestionar la supervivencia de cientos de bibliotecas, Library Campaign intenta poner en contacto a los activistas en defensa de estos centros de lectura y pensamiento e informa de las campañas que están en estos momentos en marcha.
Twitter se ha convertido también en un buen mecanismo de propaganda. A Mar Dixon se le ocurrió un día lanzar en Twitter el mensaje "las bibliotecas son importantes porque... [añade tu mensaje y retwittea] #savelibraries" y más de 5.000 personas respondieron espontáneamente explicando porqué pensaban que lo son, según contaba The Guardian.
Y el organizador del Festival de Glastonbury, Michael Eavis, se ha propuesto rodar un corto en apoyo de la campaña que hay en marcha para salvar las bibliotecas de Somerset, donde están amenazadas de cierre 20 de las 34 bibliotecas municipales existentes.
La actual crisis está directamente vinculada a los recortes presupuestarios impulsados por el actual Gobierno de conservadores y liberales-demócratas, pero ya los laboristas tenían planes semejantes cuando estaban en el poder. En febrero, el Gobierno de Gordon Brown tenía planes para eliminar la obligación que los municipios tienen de de poner bibliotecas al servicio del público, con el argumento de que en la era de Internet han cambiado los hábitos sociales. En aquellos tiempos, los conservadores atacaron furibundamente esos planes. "Las bibliotecas son un servicio local esencial", opinaba entonces el responsable conservador de Cultura, Ed Vaizey, al que esos planes le parecían "monstruosos y ofensivos para todos aquellos que se preocupan de los libros y de leer". Entonces se estimaba que quedaban 2.870 bibliotecas públicas en Inglaterra y que habían cerrado 200 en los últimos 10 años.
No me cabe duda que si esto mismo pasase en Barcino, me quedaba literalmente sin biblioteca, que por una cosa así no se mueven más que 4 frikis como yo. En momentos así casi hasta uno desearía ser inglés. Bueno, no, pero casi...