Primer post del año para insistir con Ordine y sus reflexiones sobre la cultura. Sacado de un artículo de "El País":
Esta crónica aborda, sin embargo, la historia de otro hombre de
letras indignado, el profesor italiano Nuccio Ordine (que figura en su
partida de bautismo como Diamante Ordine). Con los mismos o parecidos
personajes —una cultura apuñalada, una educación asfixiada y un pueblo
adormecido—, Ordine (Diamante, 1958) ha preferido usar la palabra para
embestir contra la ignorancia promovida desde las instituciones y
advertir de sus efectos a la ciudadanía. Si dejamos que nos roben el
legado de nuestros antepasados y que se mutile el conocimiento, avisa,
no es que dejemos de ser personas cultivadas: es que las generaciones
futuras dejarán de ser personas en sentido estricto.
El vehículo empleado por Ordine para su clamor profético es el manifiesto titulado La utilidad de lo inútil,
cuya publicación en España debemos a Jaume Vallcorba, padre de las
editoriales mellizas Acantilado y Quaderns Crema, y al traductor y
profesor de Filosofía Jordi Bayod Brau.
Ordine, profesor de prestigiosas universidades, experto en el
Renacimiento y director de varias colecciones de clásicos en la
editorial Les Belles Lettres de París, se dice “emocionado” por la
recepción de su libro en Barcelona, donde fue presentado recientemente, y
en Madrid (donde fue apadrinado por Fernando Savater). “La gente me
abrazaba y me daba las gracias. Un estudiante me dijo: ‘Decidí estudiar
Filosofía y Paleografía contra la voluntad de mi padre, que me
preguntaba para qué servía eso. Su libro me ha reafirmado en mi
decisión”, recuerda.
La tesis central del libro puede ser resumida en la idea de que la
literatura, la filosofía y otros saberes humanísticos y científicos no
son inútiles, como cabría deducir de su progresivo destierro en los
planes educativos y presupuestos ministeriales, sino imprescindibles.
“El hecho de ser inmunes [dichos saberes] a toda aspiración al
beneficio” constituye, según el autor, “una forma de resistencia a los
egoísmos del presente, un antídoto contra la barbarie de lo útil, que ha
llegado incluso a corromper nuestras relaciones sociales y nuestros
afectos más íntimos”.
(...)
¿Por qué este libro? “Llevo 24 años como profesor intentando
convencer a mis alumnos de que no se viene a la universidad a obtener un
diploma, sino a intentar ser mejores, esto es, a aprender a razonar de
forma autónoma”. Para Ordine, la transmisión del amor por el
conocimiento es un deporte de combate. Y eso implica desmontar algunas
ideas materialistas imbuidas por el sistema capitalista. “La gente
piensa que la felicidad es un producto del dinero. ¡Se engañan!”,
afirma.
Dicha pretensión se ha extendido ya a todos los ámbitos. “El
utilitarismo ha invadido espacios en los que que no debería haber
penetrado nunca, como las instituciones educativas”, denuncia el
profesor calabrés. Y advierte: “Cuando se recorta el presupuesto para
las universidades, las escuelas, los teatros, las investigaciones
arqueológicas, las bibliotecas… se está cercenando la excelencia de un
país y eliminando cualquier posibilidad de formar a toda una
generación”.
El autor se apoya también en un discurso ¡de 1848! de Víctor Hugo
ante la Asamblea constituyente de Francia, donde el escritor pronunció
estas palabras: “Las reducciones propuestas en el presupuesto especial
de las ciencias, las letras y las artes son doblemente perversas. Son
insignificantes desde el punto de vista financiero y nocivas desde todos
los demás puntos de vista”. Dice Ordine que cuando leyó ese discurso
pegó un salto hasta el techo, y hace suyas las tesis de Hugo al afirmar
(exclamar, más bien) que “¡es en las épocas de crisis cuando hay que
doblar el presupuesto para la cultura!”.
El manifiesto incluye también un escrito premonitorio de Abraham Flexner, publicado en 1939, que evangeliza sobre la importancia de la ciencia. “Quería que quedara claro que la defensa de lo inútil
[lo no ligado al afán de lucro] no atañe solo a escritores y
humanistas, sino que es una lucha que concierne también a los
científicos”, explica Ordine. “El estado no puede renunciar a la ciencia
básica [en aras del beneficio]; por eso he escrito un capítulo dedicado
a las universidades entendidas como empresas”.
La utilidad de lo inútil no es sólo un argumentario contra
la deriva del utilitarismo o el “satánico comercio” (Baudelaire): es
también un manual para superar lo que el autor del libro llama “el
invierno de la conciencia” y para recordar, con Montaigne, que “es el
gozar, no el poseer, lo que nos hace felices”.
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