lunes, 10 de agosto de 2009

Aristotelismo


En el siglo XIII el naturalismo es científico y filosófico, con criterios de las ciencias aplicados al conocimiento. Aunque el naturalismo parece aficionado a las razones más que a observaciones exactas como en nuestra época, las ciencias y la filosofía se distinguen mal, y el naturalismo que aplican se basa en el descubrimiento, la traducción y la difusión de textos. Exactamente igual que en el siglo precedente, pero menos ecléctico. El naturalismo es casi siempre un aristotelismo, basando la discusión y el debate tanto sobre premisas aristotélicas como mostrando hostilidad hacia él en nombre de la mística y la tradición cristiana.

El naturalismo aristotélico es un sistema de pensamiento, un razonamiento sobre los hechos de observación, analizando y englobando sobre un sistema de visión general.

No es el Aristóteles auténtico e histórico el que aparece en la cristiandad. Las obras traducidas son interpretaciones y se acompañan de comentarios árabes, judíos y griegos. También encuentran el aristotelismo en las obras personales de sabios judíos y árabes, en varios sistemas de pensamiento muy dispares pero siempre con el empleo metódico del saber y de la lógica. Se revela así la superioridad judía y árabe en el saber y la elaboración intelectual. Sus comentarios de Aristóteles son muy seductores pero además por razones entendibles: Ellos también tiene una fe basada en un libro y una fe con un Dios único. También tratan de que coincida lo que aprenden de filosofía con su fe. Como los cristianos, estos sabios son también teólogos para quienes el saber no es completo si no pueden conocer por la razón lo que les está revelado por la religión. De ahí que ellos también recurran a elementos neoplatónicos para corregir en un sentido místico y teológico el exceso de naturalismo y racionalismo que encuentran en la obra del Estagirita. Con mejor o peor fortuna los teólogos cristianos hacen la misma operación.

Además, el aristotelismo es inicialmente un fenómeno universitario, sobretodo en París y Oxford. Los otros grandes centros siguen a estas universidades. En Inglaterra no hay ninguna condena sobre las obras de Aristóteles, así que sus libros se inscriben en programas oficiales. Entre 1230 y 1275 Averroes es quien predomina en Oxford, con comentarios literales, y luego ya se logra dar paso a las cuestiones en su forma habitual. Aplicar los programas de Oxford en París provoca no pocos alborotos, pues ya hemos visto que las conclusiones a las que se puede llegar leyendo sus obras pueden resultar inconvenientes para los principios medievales concebidos hasta la fecha. El liberalismo de Oxford desencadena el más violento enfrentamiento intelectual de la historia medieval.

En París el aristotelismo es contestado ya desde inicios de siglo. Se condena en 1210 y luego en 1215 por el estatuto de Robert de Courçon. Son las primeras reacciones de la autoridad al aparecer las obras sobre física, ciencias naturales y psicología. Hasta 1240 no se comentan las obras prohibidas. El momento decisivo es la introducción del De anima en Oxford. Allí había nuevas cuestiones y se corría el riesgo de que la ciencia pagana y las obras árabes suplantasen disciplinas establecidas en los programas de la Universidad. Un ejemplo: Alberto Magno publica el De Unitate Intellectus Contra Averroes. También San Alberto trata de amputar todo lo que tiene Aristóteles de pernicioso para la cristiandad, y le vale para lograr una inmensa reputación de sabio.

Todo esto desencadena la crisis averroista: Los primeros signos salen en 1267 cuando San Buenaventura, maestro general franciscano, denuncia la actitud y enseñanza de ciertos maestros parisinos de la facultad de artes. Desde ese momento, París es escenario de las más vivas oposiciones doctrinales.

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