Una de las ocurrencias más laureadas es la llamada ratio Anselmi, el "argumento de Anselmo", un argumento que pretende probar la existencia de Dios de forma lógica a partir de "razones necesarias". Es un argumento ontológico original y obviamente cuestionable que se basa en la "reductio ad absurdum", y resulta una excelente muestra del pensamiento medieval más típico.
El personaje es Anselmo de Aosta (aunque todos lo conocen como San Anselmo de Canterbury) y su argumento lo encontramos en el Proslogion. Es un argumento original suyo, aunque hay antecedentes inspirativos en San Agustín y Boecio, que ya habían sostenido que Dios es aquello mejor que lo cual nada puede ser pensado. Incluso Séneca tiene algo parecido (en Cuestiones Naturales). Anselmo mismo ya dice que su libro es una mera compilación de argumentos en el que pretende descubrir un argumento único (unum argumentum) y que lo encontró precisamente al tratar de olvidar el asunto.
Anselmo dice que lo que entendemos tiene que existir al menos en nuestro entendimiento. Pero aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado no puede existir solamente en el entendimiento, porque entonces no sería aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado. Pues es mayor existir realmente y en la mente que existir únicamente en la mente. Entonces, aquello mayor que lo cual puede ser pensado existe en el entendimiento y en la realidad. No puede pensarse que no exista, pues es una contradicción afirmar que aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado no existe.
El argumento, y a riesgo de hacerme repetitivo, se resumiría mejor así: Si aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado no existe fuera de nuestro entendimiento, entonces no es aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado. Y es una contradicción afirmar que una cosa no es lo que es. Por tanto la no existencia de aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado es imposible. Para Anselmo los pensamientos comportan la presencia de algo en el pensamiento, y si lo que es al menos un contenido del pensamiento no puede ser concebido sólo como un contenido del pensamiento, entonces lo que existe en el pensamiento tiene que ser más que un contenido del pensamiento.
Un poco lioso, ¿verdad?. Es más facil usando los términos de la lógica moderna. Anselmo utiliza en realidad 2 argumentos:
1. Si yo estoy jugando al SuperManager del acb.com, para mí, lo más deseable es ganar.
2. Aquello que es deseable tiene necesariamente que existir. Es absurdo desear cosas que no existen. Por lo tanto, si el hecho de ganar no fuera verdad (no existiera), no sería lo máximamente desable para mí.
3. Entonces, ganar el SuperManager a mis colegas ha de ser verdad necesariamente, ya que si no fuera así contradecimos el punto 1.
Para mi desgracia y regocijo de Barnabas (que me lleva como poco 100 puntos de ventaja, "cagüen" el Jasaitis de los coj...), yo no confudo el plano mental con el real, y en la poco deseable realidad voy a perder. El argumento es correcto desde el punto de vista formal, pero lamentablemente no garantiza que las premisas sean verdaderas. Hay que tener cuidado con los razonamientos...
El personaje es Anselmo de Aosta (aunque todos lo conocen como San Anselmo de Canterbury) y su argumento lo encontramos en el Proslogion. Es un argumento original suyo, aunque hay antecedentes inspirativos en San Agustín y Boecio, que ya habían sostenido que Dios es aquello mejor que lo cual nada puede ser pensado. Incluso Séneca tiene algo parecido (en Cuestiones Naturales). Anselmo mismo ya dice que su libro es una mera compilación de argumentos en el que pretende descubrir un argumento único (unum argumentum) y que lo encontró precisamente al tratar de olvidar el asunto.
Anselmo dice que lo que entendemos tiene que existir al menos en nuestro entendimiento. Pero aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado no puede existir solamente en el entendimiento, porque entonces no sería aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado. Pues es mayor existir realmente y en la mente que existir únicamente en la mente. Entonces, aquello mayor que lo cual puede ser pensado existe en el entendimiento y en la realidad. No puede pensarse que no exista, pues es una contradicción afirmar que aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado no existe.
El argumento, y a riesgo de hacerme repetitivo, se resumiría mejor así: Si aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado no existe fuera de nuestro entendimiento, entonces no es aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado. Y es una contradicción afirmar que una cosa no es lo que es. Por tanto la no existencia de aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado es imposible. Para Anselmo los pensamientos comportan la presencia de algo en el pensamiento, y si lo que es al menos un contenido del pensamiento no puede ser concebido sólo como un contenido del pensamiento, entonces lo que existe en el pensamiento tiene que ser más que un contenido del pensamiento.
Un poco lioso, ¿verdad?. Es más facil usando los términos de la lógica moderna. Anselmo utiliza en realidad 2 argumentos:
- Pretende demostrar que Dios no puede dejar de existir. Para simplificar más, llamaremos P a "eso mayor que lo cual nada puede ser pensado" : Si P no existe, entonces P no es P / Pero puesto que P es P / entonces P existe.
- Pretende demostrar que no se puede pensar que Dios no existe, aunque este es una prolongación del primer argumento: Si puede pensarse que P no existe, entonces P no es P / pero como P es P / entonces no puede pensarse que P no existe.
1. Si yo estoy jugando al SuperManager del acb.com, para mí, lo más deseable es ganar.
2. Aquello que es deseable tiene necesariamente que existir. Es absurdo desear cosas que no existen. Por lo tanto, si el hecho de ganar no fuera verdad (no existiera), no sería lo máximamente desable para mí.
3. Entonces, ganar el SuperManager a mis colegas ha de ser verdad necesariamente, ya que si no fuera así contradecimos el punto 1.
Para mi desgracia y regocijo de Barnabas (que me lleva como poco 100 puntos de ventaja, "cagüen" el Jasaitis de los coj...), yo no confudo el plano mental con el real, y en la poco deseable realidad voy a perder. El argumento es correcto desde el punto de vista formal, pero lamentablemente no garantiza que las premisas sean verdaderas. Hay que tener cuidado con los razonamientos...
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