En este mundo en el que todo comienza a ser valorado en función de si da dinero o no, la historia, la cultura o la arqueología lo tienen dificil para encontrar un huequito de nada. Incluso para pervivir en la universidad o el colegio (la cultura clásica parece tener los meses contados...). Pero mira, por si algún economicista se deja caer por este blog (alguno ha de haber, ¿no?, hasta puede que políticos honrados...) le dejo bien masticadito este artículo que he pillado de la red y que parece que sí implica que la arqueología puede "servir" para alguna cosa en el PIB:
Atapuerca se está erigiendo en la nueva meca del ocio. Cada fin de semana y cada puente cientos de personas, muchos de ellos vascos, se lanzan a visitar la casa de nuestros tatatatatatarabuelos. Frente a otros parques temáticos ruinosos cuyas atracciones se encuentran en caída libre, Atapuerca da dinero. El secreto del éxito es sencillo, la gran concentración de fósiles humanos hallados en Atapuerca, que sitúa al yacimiento de la sierra burgalesa entre los más ricos del planeta y la convierte en la verdadera caja negra de la humanidad.
Atapuerca se está erigiendo en la nueva meca del ocio. Cada fin de semana y cada puente cientos de personas, muchos de ellos vascos, se lanzan a visitar la casa de nuestros tatatatatatarabuelos. Frente a otros parques temáticos ruinosos cuyas atracciones se encuentran en caída libre, Atapuerca da dinero. El secreto del éxito es sencillo, la gran concentración de fósiles humanos hallados en Atapuerca, que sitúa al yacimiento de la sierra burgalesa entre los más ricos del planeta y la convierte en la verdadera caja negra de la humanidad.
Mientras parques como Terra Mítica o Isla Mágica están
inmersos en expedientes de regulación de empleo o suspensiones de pago,
Atapuerca parece rentable. Los yacimientos, el parque arqueológico y el
Museo de la Evolución Humana han generado una riqueza a Burgos en el
último año y medio de 53 millones de euros, según datos de la propia
Junta de Castilla y León. El número de visitantes también ha crecido de
forma exponencial. Si hasta el año 2005 la media anual se situaba entre
los 38.000 y los 40.000, el año pasado superaron los 100.000.
Para José María Bermúdez de Castro, la explicación a la buena
acogida es evidente: "Atapuerca es un libro abierto de la evolución
humana en Europa, un registro de la ocupación de esa zona durante más de
un millón de años", dice uno de los tres directores de las
excavaciones, junto a Eudald Carbonell y Juan Luis Arsuaga.
Ellos son los encargados de gestionar el recinto y vender este Jurassic Park
por medio planeta, pero los artífices del milagro son los arqueólogos
que trabajan a pie de brocha e incluso palillo en las excavaciones. Y
también guías como Rosana que nada más entrar a la trinchera narra la
enigmática historia de la comedora de pollos de la cueva de El
Elefante, una mujer de una especie sin identificar, cuyo origen se
remonta a hace 1.200.000 años, y cuyos restos se hallaron junto a los
fósiles de cientos de pajaritos. Cuando en 2007 se descubrió su
mandíbula, los historiadores se vieron obligados a hacer retroceder casi
medio millón de años la llegada de los primeros homínidos a Europa.
En el mascarón de proa del complejo, la excavación Gran Dolina, se recrea la vida de los Homo antecessor.
Mandíbula prominente, cuerpo fornido y un aspecto físico razonablemente
similar al ser humano actual, eran algunas de las características de
esta especie que vivió en esas colinas hace aproximadamente unos 900.000
años.
Canibalismo con los enemigos
Pero ni Atapuercaland, ni Atapuerca World, ni Atapuerca
Aventura, el visitante abre los ojos como platos y pone las orejas en
posición cuando Rosana detalla el canibalismo que practicaban nuestros
antepasados. A la vista de las marcas de corte, de desgarro con
cuchillos de piedra, que se distinguen en los fósiles humanos y que son
idénticas a las que aparecen en huesos de otros animales, se ha llegado a
la conclusión de que se trata de "canibalismo territorial, o cultural,
que no tiene nada de ritual", asegura.
"En la sierra de Atapuerca había unas condiciones climáticas
óptimas para vivir: calor, mucha vegetación, animales, así que no es
canibalismo por hambre", explica en un estudio Bermúdez de Castro. "Un
grupo tiene un territorio muy bueno, como este, y llega otro que pelea
por hacerse con él, ataca el campamento y se mata al enemigo, y ya que
lo han matado, se lo comen. Es canibalismo gastronómico territorial",
concluye. Porque el Homo antecessor era cuidadoso y protector
con los miembros de su grupo, pero sin embargo, no tenía ningún problema
en atacar, cazar y comerse a los integrantes de tribus enemigas, niños y
jóvenes incluidos.
Muchos años después, al igual que su antepasado, el Homo hidelbergensis, mantenía
el concepto de grupo. De hecho, se trataba de una especie que solía
padecer importantes enfermedades degenerativas desde antes de morir. Por
ello, un individuo impedido para cazar era ayudado por el resto de
integrantes del grupo, ya que su supervivencia solo se aseguraba si
contaba con una atención especial por parte de sus congéneres.
La pertenencia a una comunidad y el sistema de clanes era el
denominador común. En el Mirador se han encontrado restos de ocho
individuos enterrados en una cueva que "seguramente tenía algún tipo de
puerta para evitar que entraran los animales". Para Eudald Carbonell, es
una muestra de que había en la zona redes sociales complejas y
estructuradas, en algo similar a tribus con jefaturas".
Viaje al pasado en 3 D
Para terminar de encontrar los auténticos orígenes del hombre,
en la Cueva del Compresor, los turistas se introducen en una máquina
del tiempo e inician un viaje virtual al pasado. Una animación que
permite seguir la evolución humana desde el Homo antecessor de 900.000 años de antigüedad, pasando por el Heibelbergensis, el Neardenthalis -creador del fuego y de la música para la que utilizaban unas sui generis flautas de hueso- hasta llegar al Homo sapiens.
Ayudados de unas gafas especiales, los visitantes pueden
recorrer también los paisajes de las diferentes épocas de la sierra y la
interacción de los animales que poblaron la zona en cada época, desde
hace más de un millón de años hasta prácticamente la actualidad.
Sorprende conocer que alguno de estos antepasados del Homo sapiens
vivía en unas condiciones climáticas como las actuales. El paisaje en
los alrededores de la Sima del Elefante estaría formado principalmente
por un bosque húmedo, con áreas abiertas probablemente más secas, y con
un clima claramente mediterráneo de características similares al que
existe ahora en Burgos.
La respuesta al misterio de la prehistoria se completa con una
ruta guiada por el parque arqueológico que propone un recorrido desde
la más remota prehistoria hasta ayer mismo, como quien dice. Y es que
Atapuerca es un supercomplejo que, además de los yacimientos, incluye
este recinto arqueológico y el Museo de la Evolución Humana.
En el parque, donde es obligado tocar, los visitantes practican in situ cómo
se tallaba el sílex, y se lanzaban jabalinas o se comunicaban con las
bramaderas, un instrumento que produce un ruido similar al bramido del
viento. Entrar en una cabaña de la Edad del Hierro, la época de Astérix y
Obélix, e intentar hacer fuego con un sílex y una piedra ferrosa o con
un yesquero, es el súmmum de una visita que deja al participante listo para ir a una edición de Supervivientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario