martes, 14 de abril de 2009

Filón de Alejandría


La última gran influencia sobre el cristianismo primitivo fue este filósofo nacido en Alejandría (hacia 13 a.C.) Esta era una gran ciudad, confluencia de gentes de toda la oiukumene y donde se podían escuchar a representantes de las corrientes espirituales de toda la antigüedad tardía. Estas corrientes acabaron por influirse unas en otras, y al amparo de la mayor biblioteca del mundo antiguo, se tradujeron al griego los libros del Antiguo Testamento. Este hecho es de gran importancia para constatar la helenización del judaísmo de la diáspora en una traducción que conocemos como Septuaginta. Por esta vía llegó a occidente el monoteísmo judío. Filón era judío, formado en las tradiciones hebreas y griegas y con buena relación con la familia de Herodes, hasta el punto que negoció con Calígula el estatuto especial de los judíos en el Imperio Romano.

La principal obra de Filón es un dilatado comentario al Génesis, la Apologia pro iudaeis y los tratados De vita contemplativa y De aeternitate mundi. Filón quería acercar y hacer comprensible el judaismo a sus colegas paganos, demostrar que el Pentateuco era ccmprensible con la razón que tanto estimaba la filosofía. Partía de la convicción de que Platón ya conocía el Antiguo Testamento, idea no original suya y ya antes sostenida por Aristófolo.

Lo que se impone es sobretodo el monoteísmo del Antiguo Testamento: Dios es trascendente y por encima del mundo y de los hombres, un ser puro e inefable. El mundo perceptible por el espíritu (kosmos noetos) y el hombre celestial (anthropos ouranios) son concebidos como una primera imagen de Dios en el sentido platónico. La potencia a que obedece este mundo espiritual es el logos, instrumento de la creación de Dios. Su imagen, y con ello imagen en segundo grado de Dios, es el cosmos perceptible por los sentidos (kosmos aisthetos) o bien el hombre terrenal. el logos sería coo un segundo Dios (ignoro cómo hacemos esto compatible con el monoteísmo...) y hace la analogía del hijo mayor y menor de Dios con el mundo espiritual y el mundo sensible. Filón no ligra una síntesis, y las contradicciones resultan imposibles de evitar.

Con mayor ahínco aún opone al panteísmo que el mundo ha sido creado pero a partir de una materia (hyle) eterna e increada. Y como no es posible que Dios entre en contacto con la materia, que es morada del mal, la creación ha de tener lugar por medio de entes intermediarios. Dios obra por medio de fuerzas (logoi), ideas que están en la mente divina y que sólo por obstrucción se distinguen de Dios mismo, pero como hipóstasis se definen como diferenciadas de él y relacionadas con espíritus, demonios, ángeles... Un elemento bíblico es que las ideas, como mediadores de la acción creadora de dios, nos remiten no sólo a lo Universal sino también al género y a la especie, y al propio individuo. El hombre lo concibe como un espíritu caído desde el más allá que ha debido incorporarse a la temporalidad y hundirse en la tierra como castigo. Ser hombre supone ser pecador, y Filón hace hincapié en la providencia de Dios y en la libertad de la voluntad humana: Los mandamientos son preceptos justos que exigen una elección entre el bien y el mal.

La mística occidental le debe mucho, especialmente s asus ideas sobre Dios como objeto de supremo de introspección, sobre oscuridad divina y la vía ascendente del alma hacia Él, como grado supremo de la iluminación. Su especulación en torno al logos vino a reforzar la idea de una afinidad esencial entre la religión revelada y la filosofía griega que después aprovechará la patrística.

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