Los filósofos jonios no son sólo de Mileto. Jenófanes, por ejemplo, es de Colofon aunque tuvo que abandonar la ciudad de sus padres cuando fue destruída por Ciro (546 a.C) y emigró a Elea. En los tratados escolares se le conoce con la forma con "apellido", Jenófanes de Elea. Elea se halla en la Magna Grecia, y tal vez influyera este cambio tan notable, desde Asia Menor hasta Italia, que su pensamiento suponga también una enorme ruptura con la tradición del pensamiento griego. Para empezar, ataca la sobreestimación de los griegos por el atleticismo y las carreras de carros, y los exagerados honores de los vencedores de estas pruebas.
Pero sobretodo ataca las representaciones de los dioses, luchando contra la tradición religiosa:
(Habla del hurto narado en el Himno a Hermes, al adulterio del canto de Demódoco en el canto VIII de la Odisea, al engaño de Zeus en el canto XIV de la Ilíada).
Pero ataca al antropomorfismo en general, planteando cómo han llegado los hombres a las falsas representaciones de los dioses: Los hombres han formado los dioses a su imagen y semejanza propia. No es el hombre quien es creado a imagen y semejanza de los dioses (también la Biblia narra esto), sino al revés:
Es un ataque triple: Ético, estético y etnológico, y le hizo ganar el calificativo de "refutador de la mentira de Homero". No creía en los dioses nacientes ni murientes, por lo que consideraba absurdo el relato de Osiris, pero también el luto eleático por Leucotea. Decía: O bien se trata de dioses y no hay opr qué llorarlos, o bien se trata de hombres y no hay por qué hacerles sacrificios (fanaticos religiosos, mejor abstenos de leer nada más). Busca, al parecer, un dios único al que contrapone la religión popular, y parece también que imaginaba esférica a su divinidad (esfairoeidés). Pero lo que hay que destacar de sus ideas es la expresión por vez primera de la inmanencia de la divinidad, superando los rasgos antropomórficos, toda ella espíritu, inmóvil en sí, que mantiene y sostiene el universo en movimiento. Ideas muy medievales, si se me permite la jocosa aseveración. Es un puro monoteísmo espiritualista en forma de panteísmo.
Explicado esto, hay que decir que sus pensamientos más de índole científico-naturales, lo que interesa de verdad, vamos, son más bien secundarios. Suponía que la Tierra se extendía infinitamente "hacia abajo", recogía la doctrina de Anaximandro del origen a partir del barro, identificaba como Anaxímenes a Iris con el arco iris y reconocía los fuegos de Santelmo como fenómenos atmosféricos. Más destacables son sus observaciones de peces, conchas y animales marinos en forma de fósiles en Siracusa, Malta y Faros, infiriendo que en otros tiempos el nivel del mar había estado más alto. Y desde luego fue el primero en incluir al hombre en el ámbito de su reflexión.
Pero el mérito principal de Jenófanes consiste en que mientras los milesios empezaron por prescindir simplemente de la religión, él reconoció que la situación de la filosofía ante ella impone una lucha contra el mito, como creador del cual Jenófanes desenmascara al hombre mismo.
Pero sobretodo ataca las representaciones de los dioses, luchando contra la tradición religiosa:
Todo han atribuído Homero y Hesíodo a los dioses,
que se considera entre los hombres vergüenza y ofensa:
Hurto y adulterio y también engaño recíproco.
que se considera entre los hombres vergüenza y ofensa:
Hurto y adulterio y también engaño recíproco.
(Habla del hurto narado en el Himno a Hermes, al adulterio del canto de Demódoco en el canto VIII de la Odisea, al engaño de Zeus en el canto XIV de la Ilíada).
Pero ataca al antropomorfismo en general, planteando cómo han llegado los hombres a las falsas representaciones de los dioses: Los hombres han formado los dioses a su imagen y semejanza propia. No es el hombre quien es creado a imagen y semejanza de los dioses (también la Biblia narra esto), sino al revés:
Pero los mortales creen que los dioses nacieron
y que tienen figura, y ropaje y lengua como ellos.
Negros y chatos, así imagina los dioses el etíope,
pero de ojos azules y rubios imagina el tracio a los suyos.
Si bueyes, caballos y leones tuvieran manos como los hombres,
si pudieran pintar como éstos y crear obras del arte,
pintarían los caballos dioses caballunos, bovinos los bueyes,
y según la propia apariencia formarían las figuras de sus dioses.
y que tienen figura, y ropaje y lengua como ellos.
Negros y chatos, así imagina los dioses el etíope,
pero de ojos azules y rubios imagina el tracio a los suyos.
Si bueyes, caballos y leones tuvieran manos como los hombres,
si pudieran pintar como éstos y crear obras del arte,
pintarían los caballos dioses caballunos, bovinos los bueyes,
y según la propia apariencia formarían las figuras de sus dioses.
Es un ataque triple: Ético, estético y etnológico, y le hizo ganar el calificativo de "refutador de la mentira de Homero". No creía en los dioses nacientes ni murientes, por lo que consideraba absurdo el relato de Osiris, pero también el luto eleático por Leucotea. Decía: O bien se trata de dioses y no hay opr qué llorarlos, o bien se trata de hombres y no hay por qué hacerles sacrificios (fanaticos religiosos, mejor abstenos de leer nada más). Busca, al parecer, un dios único al que contrapone la religión popular, y parece también que imaginaba esférica a su divinidad (esfairoeidés). Pero lo que hay que destacar de sus ideas es la expresión por vez primera de la inmanencia de la divinidad, superando los rasgos antropomórficos, toda ella espíritu, inmóvil en sí, que mantiene y sostiene el universo en movimiento. Ideas muy medievales, si se me permite la jocosa aseveración. Es un puro monoteísmo espiritualista en forma de panteísmo.
Explicado esto, hay que decir que sus pensamientos más de índole científico-naturales, lo que interesa de verdad, vamos, son más bien secundarios. Suponía que la Tierra se extendía infinitamente "hacia abajo", recogía la doctrina de Anaximandro del origen a partir del barro, identificaba como Anaxímenes a Iris con el arco iris y reconocía los fuegos de Santelmo como fenómenos atmosféricos. Más destacables son sus observaciones de peces, conchas y animales marinos en forma de fósiles en Siracusa, Malta y Faros, infiriendo que en otros tiempos el nivel del mar había estado más alto. Y desde luego fue el primero en incluir al hombre en el ámbito de su reflexión.
Pero el mérito principal de Jenófanes consiste en que mientras los milesios empezaron por prescindir simplemente de la religión, él reconoció que la situación de la filosofía ante ella impone una lucha contra el mito, como creador del cual Jenófanes desenmascara al hombre mismo.
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