Ruta: Ascendiendo por el río Rhin (Rhein
para los alemanes) en el tramo que va desde Mulhouse en Francia hasta Mainz
(Maguncia) en Alemania. Conlleva ir por diversas fronteras, primero entre
Alemania y Francia, y luego por varios Lander alemanes.
Etapas: Muy recomendable llevar la guía de
Esterbauer para planificar y seguir bien la ruta, en concreto el segundo
volúmen del Rhein Radweg. Con este en la mano, nosotros nos decantamos por estas etapas:
1. De Mulhouse
a Neuf-Brisach, por la orilla izquierda. Unos 50 Km.
2. De Neuf-Brisach
a Boofzheim, primero por la orilla derecha, y por
la izquierda a partir de Schoenau. 47 Km.
3. De Boofzheim
a Strasbourg por la orilla izquierda. 30 km. Luego pasamos a la orilla derecha
y hasta Stollhofen. 43 Km más.
4. De Stollhofen
a Jockgrim, pasando por Karlsruhe.75 Km.
Los primeros 17.4 km por la orilla derecha, para pasar después a la izquierda a
la altura de Wintersdorf. Luego pasamos otra vez a la derecha en barco a la
altura de Neuburg, y nuevamente a la izquierda saliendo de Karlsruhe.
5. De Jockgrim
a Speyer, primero por la orilla izquierda hasta Leimersheim, y desde aquí por
la derecha hasta el puente de Speyer (esta ciudad está en la orilla izquierda). 56 Km.
6. De Speyer
a Mannheim, en esta ocasión pasando a la orilla derecha y hacia el interior, pues nos desviamos hasta Heidelberg y desde aquí a Mannheim. 70 Km.
7. De Mannheim
a Oppenheim. Fuimos por la orilla derecha hasta Worms, y luego por la izquierda
hasta el final (entre viñedos de especial belleza). 88 Km.
8. De
Oppenheim a Mainz. Etapa final corta de 20 Km.
Precio
aproximado: Unos 670
euros/persona (incluyendo los gastos del billete de tren ida y vuelta).
Características
de la ruta: Con la
experiencia de 3 rutas cicloturistas ya realizadas por Alemania, Austria y
Francia, quedamos en esta algo desconcertados. Alternamos vías para bicicleta
de pista de tierra, asfalto, grava y varias variaciones y combinaciones de las
anteriores. Además se cruzan y recruzan con diversas rutas verdes de la zona,
para bicicletas, paseantes y hasta carreteras secundarias, dando un collage de
zonas de intensa fealdad, casi en cada entrada a ciudades grandes, junto a paisajes
de belleza indiscutible. Normalmente discurre por caminos secundarios con poco
tráfico y los conductores alemanes en general son muy respetuosos y educados
con los ciclistas, y la gente en general se detiene a ayudarte si te ven
perdido (algo increíblemente fácil pese a la abundancia de indicadores a lo
largo del camino) aunque no les preguntes. Simplemente te ven dudar mirando un
mapa y se paran a preguntarte si deseas ayuda.
No hay que
sufrir por robos. Es una zona muy segura en los pequeños pueblos tanto
alsacianos como alemanes. En las grandes ciudades hay que ir con más atención,
pero desde luego alejado del peligro habitual de España.
Increíble el
nivel de inglés que pudimos observar. Una conversación con un agricultor alemán
no tenía nada que envidiar a la que podrían darnos buenos universitarios de
España. Gente de más edad ya ofrecía un nivel más bajo, pero la sensación
general es de gente culta y amable.
El tiempo es
otra de las pegas de la región. Tuvimos suerte y no nos llovió demasiado, pero
es habitual allí un calor sofocante en verano y unos días de lluvia intensa a
continuación.
Equipaje: Imprescindible un impermeable o
capelina, y protección solar. Los días que tuvimos sol todo el día puedo decir
que torrefactaba de lo lindo.
Bicicleta: Nos llevamos la bicicleta desde
casa en tren. De Barcelona a Cerbere hay muchos trenes y una vez allí el Intercités
de Nuit (un tipo de tren francés) te permite transportar la bicicleta hasta Mulhouse.
Muy conveniente reservar el billete con antelación, pues es más barato y las
plazas para bicicletas son limitadas. Siempre recomendamos evitar el transporte
por avión, pues hemos visto la bárbara manera que tienen los empleados del
aereopuerto de manejar la caja donde va ésta. En concreto, nuestra experiencia
se calcula en unos cuantos euros de daños. Pero que cada cual decida qué
prefiere hacer.
Para volver,
regresar a Strasbourg desde cualquier punto del Rhein es sencillo, aunque hay
que transbordar siempre. Los trenes alemanes son bastante baratos aprovechando
ofertas (eso sí, conviene hablarlo con el vendedor, porque las ofertas están
expuestas pero en alemán y cuesta esto como bastante de entender) y dan
facilidades para las bicicletas. Desde
Strasbourg hay varias opciones, pero nosotros optamos por no transbordar más y
otro Intercités de Nuit a Port-Bou nos permite volver sin problemas (eso sí,
sólo existe de viernes a domingo). Desde aquí hay múltiples trenes a Barcelona.
Experiencia: Excelente. Pese a algunos trozos
algo inconvenientes, es una ruta bonita y fácil de hacer, prácticamente llana desde el inicio hasta el final. Apenas hay algunas cuestecillas fáciles de subir.
Recomendamos
evitar las grandes ciudades de la ruta para buscar alojamiento, salvo que se
quieran visitar más profundamente de lo que hicimos nosotros. El motivo es que
para buscar alojamiento nosotros somos algo comodones (preferimos no ir a
campings ni hacer acampada libre) y buscamos habitaciones. La oferta es amplia
a lo largo de toda la ruta, incluso en pueblos pequeños que es donde
encontramos los mejores precios y el mejor trato (y desayunos copiosos
incluidos en el precio). Si alguien lo prefiere, pudimos ver muchos campings a
lo largo de toda la ruta y parecían buenos y limpios. La acampada libre en
Alemania no se permite, aunque si alguien quiere arriesgarse a poner la tienda
y quitarla rápido a ver si no se entera nadie, pues es su exclusivo riesgo.
Aquí no recomendamos nunca actividades ilegales.
En los
servicios de información de cada ciudad ayudan a conseguir alojamiento y son
muy eficaces y amables.
Lo mejor del
camino: Los
paisajes y la gastronomía. Las raciones en Alemania son muy grandes, y con la
mitad de un menú uno queda más que satisfecho. Las ciudades en el casco viejo
son también muy bonitas, con esas casitas alemanas típicas de postal y vigas a
la vista. La amabilidad de la gente es algo que llama poderosamente la
atención, muy alejado del estereotipo de alemán seco y tajante.
Lo peor del
camino: La
señalización excesiva del camino. Parece increíble que esto sea un problema,
pero mira… Vas siguiendo una ruta y se cruza con otra, y la señalización de
ambas puede interferirse y tú desviarte sin darte cuenta hasta varios km más
allá, cuando de repente te sale un pueblo de nombre imposible que NO está en tu
mapa, y te ciscas en mucha gente. Luego vienen absurdos rodeos no siempre
recomendables para volver a tu ruta original. También a destacar las entradas a
algunas ciudades pasando por zonas industriales bastante horrendas.
1 comentario:
Llego a estar yo y, excepto el primer día que llegásteis con retraso, con lo llano que era, nos metemos 75 kms al día. Y esos 4 días que os "sobraron", a 75 kms/día, hubiéramos llegado a Colonia o a Bonn. Después de eso ya os podríais olvidar del Rhin...XDDD
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